Un día de
Nochebuena, cerca del portal de Belén, había tres árboles: una palmera, un
olivo y un abeto.
La
palmera decidió darle sus dátiles, y el olivo sus olivas para hacer aceite.
El
abeto no sabía que podría ofrecerle al Niño.
La
palmera y el olivo le dijeron que con sus hojas pincharía al niño.
El
abeto se quedó muy triste, pero entonces las luces del cielo bajaron para adornarlo.
Estaba tan bonito que el Niño Jesús, al verlo, sonrió.